jueves, 11 de marzo de 2010

Jueves 04 de marzo de 2010

Me traslado de Zaragoza a Pamplona en bus y de allí, me subo a otro autobús que nos subirá hasta Roncesvalles.

No me lo puedo creer; estoy en Roncesvalles!!!. Estoy en la puerta de la colegiata de Roncesvalles oyendo las campanadas que anuncian la misa del peregrino!!. Esa de la que tantas veces había leído, visto en fotos; y ahora estoy yo in situ!!. Llueve bastante pero me da igual. Estoy tan emocionado que ni me entero de que me estoy calando.

El Sr.hospitalero del albergue de de la colegiata de Roncesvalles nos hace pasar a todos los peregrinos. Nos pregunta quién se quedará a dormir allí, a lo que yo comento que si alguien baja a Saint Jean Pied de Port, yo me apunto. Dos chicos más (un alicantino y un chileno venido desde Málaga) comentan lo mismo, y enseguida nos ponemos de acuerdo. Desde la colegiata llaman a un taxista para que vengan a recogernos a los tres. Posteriormente nos damos cuenta de que en la otra punta del pueblo otro peregrino, que venía en el bus con nosotros, ha llamado a otro taxi para él solito. En un principio creí que me había equivocado de sitio; yo iba a hacer el Camino de Santiago, y resulta que no!, que me había metido en ¡¡“Roncesvalles Express”!!, porque se subió a su taxi más rápido que el viento. Nos adelantaron y llegaron ¡¡10 segundos antes al destino!!. Él había llegado antes, pero no ganó la etapa, porque yo tenía el amuleto de la inmunidad.

Ninguno de los tres compañeros habían reservado en ningún sitio para dormir, y los hospitaleros del refugio municipal de SJPP, dos señores mayores muy amables nos comentaron que lo tenían completo y que los demás albergues estaban "fermé". Estamos todavía en “temporada baja” del Camino de Santiago.
Mis compañeros de viaje, se quedaron "acongojados". Les dije que yo había llamado por la mañana a uno y me habían dicho que sí tenían una plaza. Les comenté que si querían se vinieran conmigo e intentaríamos meternos los cuatro como fuese. Llegamos al albergue e bualá!, había sitio para los cuatro (incluido el de “Roncesvalles Express”). En realidad éramos los únicos ocupantes del albergue. El hospitalero nos dijo que estaba cerrado porque se lo acababan de vender y lo quería arreglar antes de abrirlo. Resultado si hubiera ido solo, hubiera dormido solo.

No había estado nunca en un albergue. Supongo que al estar cerrado, la habitación tenía un olorcillo a “compañerismo” que daba gusto…, con esas duchas antiresbalones, esos baños, ¡¡esa cocina con solera!!, Incluso tenían un bote vacío de nocilla para el que no quisiera comer nada, digo yo!.

Por la noche entre el crujir de las maderas del suelo cuando uno se levantaba para ir al baño…, el ronquido continuo (cuando bajaba uno, subía el otro) de dos de los tres compañeros de habitación desde las 3 de la madrugada... los nervios a flor de piel pensando que en cuanto amaneciera el Camino era mío..!!, no pude pegar ojo.

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